He tirado a la basura 2 horas de mi vida. Bueno, 90 minutos para ser exactos. Cuando el árbitro pitó el final del encuentro, anoche, la sensación fue la de haber desperdiciado el tiempo viendo el Madrí-Barça. Si lo llego a saber me quedo en casa estudiando y no presenciando otro capítulo más del Museo de los Horrores Madridista en lo relativo a los azulgrana.
Ni siquiera la entrada al bar del barrio del guitarrista Paco de Lucía dio valor a la noche. Ese momento surrealista de girar la cabeza al abrirse la puerta y hallar a un famoso cruzando el umbral de un bar corriente de un barrio corriente. El hecho de que se sentara al lado, es ya una simple minucia jaja. Y, eso que el Madrí, en ese entonces (minuto 30’) iba ganando gracias al gol de Cristiano.
Sí, Cristiano, el que se desdibujaba en anteriores enfrentamientos culés (Gol de la victoria de Copa y el del empate, de penalti, en Liga el pasado año, aparte). Cristiano, el más destacado de sus compañeros en el primer tiempo. De un equipo en el que no destacó nadie positivamente. Y, eso, que la primera mitad, a pesar de una mayor posesión culé (ya de inicio) vivió rachas con protagonismo de ambos equipos, en lo que a la iniciativa se refiere. El gol madridista se encuadra en una de ellas. Bueno, puede que mencionar la palabra “iniciativa” sea algo exagerado pero, el Madrí intentaba (poco) contras que no se materializaban arriba.
Higuaín y Benzemá fueron como esas novias que esperan, en el puerto, la llegada de sus novios marineros o una carta o, un bote hundido a lo lejos, al menos. Esperaban la certificación de algo. Una certificación en forma de balones y pases que no llegó. Pases imprecisos y pérdidas, de habituales ya como Coentrao, Lass o, de nuevos como Altintop, titular en el lateral derecho como decisión arriesgada de Mourinho. El muchacho no hizo un exquisito papel. Quizá, tampoco, hiciera un buen papel aunque, de ahí a cargar con el muerto de la derrota de su equipo, hay más que un paso. Hay una fosa abisal.
La fosa abisal esperó apenas comenzada la segunda parte para aparecer. Internada rápida y solitaria de Puyol en la salida de un córner con su potente testa, como en la semi mundialista ante Alemania. Esta vez fue más fácil con un camino más despejado, ya desde fuera del área hasta dentro de ésta con un Pepe en Marte. Y, sí, Marte es el planeta escogido puesto que era el Dios romano de la Guerra. Lo de Pepe no es sinónimo de guerra, conflicto, expulsión, locura. Ha alcanzado un nivel más, el de la incomprensión total y absoluta por parte del madridismo que ya está harto de sus piradas de pinza. Simplemente no hay explicación. Simplemente no se puede defender lo indefendible. Simplemente el club tendría que tomar medidas aunque no creo que tenga mucho arreglo. Es parte de su personalidad. Puede que sólo una medida: la salida del club.
La posesión del balón en la segunda mitad fue clara y mayoritariamente culé (72%) con variedad de llegadas al área blanca, por parte del inmenso Iniesta. Ayer fue el mejor del partido y de sus compañeros, por delante de un Messi que empezó a reaccionar tarde y con Carvalho como azote. El de Fuentealvilla se sacó de la chistera controles, regates, remates, incluso ocasiones clarísimas como la que despejó al palo Ramos, canalizando el peligro culé hacia la banda izquierda de dónde se había movido Alexis (un grande esta temporada), aprovechando el marcaje de Altintop por un sancionado Arbeloa. Por lo menos no andaba en el lateral derecho Coentrao, ubicado en el izquierdo.
El gol de Abidal a pase lejano, por la izquierda, claro y completamente sólo, únicamente redundó en lo visto hasta entonces. Encima, para mayor cachondeo, el bailecito entre él y Alves coreografiando (de manera pésima, por cierto) el “Ai se eu te pego” de Teló, no sé si a modo de mofa de Cristiano y Marcelo o qué. Antes de esto, bastante antes, Benzemá que apareció para la causa (sólo esa vez) mandó un balón al poste de Pinto, que no quiso silbar pero cantó en el gol madridista, después de un pase de Altintop que se hubo zafado bien de Iniesta, driblándolo.
Entre este momento y el gol de Abidal, las llegadas blaugranas se sucedieron y su posesión también, que no dejó oler balón a los blancos. Este Madrí no juega a nada. Lo he dicho muchas veces y lo repito: no tiene centro del campo, ni un tipo que organice el juego (Xabi Alonso no es Xavi ni hace sus funciones, corta y da patadas), ni otro que le haga la cobertura. La única cobertura que hubo ayer fue la de las patadas de impotencia al llegar tarde a la lucha con el balón. Y, si a esto le añades los agujeros defensivos y una delantera a la que no le llegan los balones…
El Barça es más rápido, juega mejor, tiene mejores jugadores y, ante eso, poco se puede hacer. Y, cierto es que los culés no realizaron su mejor partido anoche pero, aún así, les dan mil vueltas a este Madrí que tendrá pegada pero no elabora nada. Ni siquiera fueron capaces de llegar al área contragolpeando, sin perder balones en pases errados. Ante el Barça, el balón les quema en los pies. No sólo por la rapidez con que les presionan sino y, sobre todo, por el miedo que tienen. Es un equipo acomplejado y traumatizado por no poder superarlos.
Pero, en la temporada pasada, hay que recordar, el Madrí sólo perdió uno de los Clásicos jugados pero, ahí no estriba el asunto o, no sólo, mejor dicho. Los madridistas no dan la sensación de comodidad, de seguridad, de confianza. Se muestran inseguros deshaciéndose de balones, deseando que el reloj adelante sus manecillas y se acabe el partido, incluso ya en la primera parte. Y eso, se paga.
El de ayer fue un partido mediocre. Apenas 3 tiros a la meta culé lo demuestran y unos jugadores corriendo detrás de un balón que no les pertenece y al que desprecian, en su casa, ante su público, sistemáticamente. Por norma. Me viene a la cabeza aquella frase de Abraham Lincoln que decía así: "Los dogmas del pasado silencioso son inadecuados para el presente tempestuoso. La ocasión es una montaña de dificultades y debemos crecer con la circunstancia". Pues, este Madrí tiene un gran dogma del que no se zafa, planteé el partido como lo planteé ya sea con trivote o sin trivote. Recrea el papel del Atleti en los derbis madrileños, de los últimos años. Y no crece con la circunstancia, sino que ésta le engulle.
Anoche, salí de ese bar cualquiera de un barrio cualquiera, con sensación de estafa. Los madridistas no nos merecemos algo así, sistemáticamente. No nos merecemos un entrenador incapaz ni un juego mediocre y, menos en casa. Los que, desde aquel 2-6, hemos tragado pullas y humillaciones Clásico tras Clásico, pensando que “quizá éste, sí”, intentando mantener traumas a raya y cierta ilusión, nos sentimos estafados visto lo de ayer. Y, no es mi estilo pero, si este equipo sigue así olvidémonos de los 3 puntos de la vuelta liguera allá, recemos a Diosito para no encontrarnos en los cruces de Champions y, claro, adiós Copa.
No quiero más pérdidas de tiempo, más estafas. Como diría Danny Glover en Arma Letal: "Me estoy haciendo viejo para esta mierda”.