lunes, 31 de enero de 2011

La vida sigue igual...

Ya lo decía Julio Iglesias. “Unos ríen, otros lloran; agua sin cauce, río sin mar; penas y glorias, guerras y paz”. El Atlético es, hoy por hoy, un río sin mar, sin lugar donde desembocar. Y su afición, una hinchada sin un hombro sobre el que llorar. Las glorias pasadas (y las no tan pasadas, ésas glorias efímeras de 2010), se canjean ahora por las penas presentes. Penas y guerras desde la grada del Calderón.



Silbidos, inquietud, hastío en la ribera. ¿Y ahora qué? El periplo europeo y el sueño copero expiraron hace tiempo. Y la irritación liguera sigue in crescendo. La cuesta de la Champions se disipa, el aliento rival ya calienta el colodrillo indio. Pero ya lo decía Julio Iglesias. “Siempre hay porqué vivir, porqué luchar, por quien sufrir y a quien amar”.



Porque es el Atleti. El Atleti que sube y baja de las nubes, las rayas de los colchones, los colores rojiblancos, las remontadas, los domingos en el Manzanares. Hay que luchar por defender la historia y la grandeza de un club por encima de los penosos dirigentes; hay que sufrir por los que bregaron ya en el Metropolitano por hacer de este equipo un símbolo del fútbol. Aún hay a quien amar.






No son siete puntos, es fútbol


Como seguidora del Barça no voy a echar las campanas al vuelo ni a pavear de que ya son siete los puntos que sacamos al segundo de la Liga. No, ni aunque vista de blanco y lleve la cara de Cristiano Ronaldo, Mourinho y vista con el escudo del eterno rival. Y no lo hago porque no quiero parecerme ni un ápice a aquellos que se pasan la vida hablando de retrovisores o de cuántos goles se meten en un partido o no. Los hechos y las palabras les retratan. Tampoco quiero parecerme a esos que se hacen llamar periodistas y que dramatizan y desmitifican al son de un partido y de la venta o audiencia de un medio -¡recordemos qué veranito con Canales!-.

Lo único que quiero poner de manifiesto es el fútbol. Que perder todos podemos perder un partido ante cualquier rival, porque esto es un juego donde las personas no siempre están igual y a veces a la pelotita no le da la gana entrar. Y por ejemplo, nosotros, el Barça, ya llevamos ocho 'manitas', sí, pero prefiero que ni me recuerden el partido contra el Betis en Sevilla porque me pongo mala. No nos jugábamos ya nada, pero la imagen fue espantosa.

Pero la cosa es que si de fútbol hablamos solo hay una realidad. Si no hay proyecto ni continuidad en una idea, pasa lo que le pasa al Madrid. Todo son contragolpes, todo es correr detrás del balón y confiar en un Cristiano Ronaldo que también es humano y se cansa. Pasa lo que pasa. Ver a CR7, a Di María o a Xabi Alonso con la lengua fuera a mitad de Liga no es normal, como tampoco ver a un club señor como dinamita su pasado en post de unos resultados rápidos.

Ahora el fútbol, es la realidad, es cosa del Barça -y también del Villarreal con un estilo muy marcado-. Este es el error de Florentino y sus discípulos, el creer que la cartera hace fútbol y no la idea.

domingo, 30 de enero de 2011

¡¡¡ Baaaaaçarecord!!!


0-3. Ya he desvelado el final, cosa que no se debe hacer de las buenas películas, pero al fin y al cabo, si todavía no sabías que el Hércules-Barça acabó ayer con este resultado, o te has equivocado de blog o eres madridista y hace tres años cambiaste la tele y la radio por una alfombra calentita para hacer tu meditación zen... Puesto que a estas alturas el equipo de Guardiola marque como mínimo tres tantos en cada partido ya no es noticia, solo toca sentarse y disfrutar.


Este barça ha traído consigo importantes revoluciones, por una parte, ha callado al boca a todos aquellos que decían que en este deporte ya estaba todo inventado y, por otra, en las parroquias peñísticas, la mayoría implantadas en bares, ya se están replanteando el negocio. Ahora, cuando voy a la Peña Valle del Kas de Madrid tengo ganas de cambiar la clásica tapa de chorizo y morcilla por un cucurucho grande de palomitas. Y es que antes de los partidos azulgranas tendrían que pedir que se apaguen los móviles, para sentarse y disfrutar sin distracciones.

Y eso que ayer la película culé no fue de las mejores. Guardiola, al más puro estilo Eastwood director, también tiene sus películas geniales y menos geniales, pero de todas formas siempre buena -y quien tenga dudas que vean el prime gol de Messi-. 

El Hércules, intentado cambiar el guión como en la primera vuelta, demostró que es un equipo que se merece estar en primera mucho más que otros que hace años disfrutan de esa condición. Serio, sobre todo defensivamente, cortó casi todos los pasillos interiores para que los chicos azulgranas, ayer de botellín reciclado, no pudieran dar esos cinco pases en un metro cuadrado de terreno.

El problema es que estar 90 minutos viendo correr el balón crea impotencia y bajas la guardia. Eso es lo que le pasó al Hércules, que como muchos otros equipos, salen al terreno sabiendo de la pelota que es redonda y amarilla con toques azul oscuro, porque lo que es en el partido poco la van a ver. Se meten atrás y esperan a que no les metan cinco. Lo que pasa es que ayer el barça no estaba tan fino y perdió más balones que nunca. De ahí que dejen sacar el orgullo al contrario en forma de contra ataques y den un poco de trabajo a un Valdés al que sólo le falta pedirnos parte de las palomitas y sentarse a disfrutar.

Y pasó lo que tiene que pasar en las buenas cintas. Algún momento de suspende hitchcockriano como el del minuto 20, con ocasión de un disparo obra de Trezeguet, pero con todas las dudas despejadas al final de la historia. Y es que este barça se está acostumbrando a dejarnos con un buen sabor de boca en los últimos 10 minutos de partido y si no me creen fíjense.

Si era en la primera parte donde hubo otro momento de épica que ni Charlton Heston protagonizado por Pedro, que ya lleva seis partidos seguidos mojando, fue un inquebrantable Messi que ayer se empeñó en volver a regalarnos espectáculo a lo Eastwood ,esta vez actor, al final del encuentro. Todo ello rodeado de un Xavi cercano al agente 007, ese que siempre tiene todo controlado y hace cosas que todo el mundo ve imposible menos él; franqueado por unos magníficos secundarios tan importantes como los de las películas, ya que sin ellos no habría cine y que ayer estaban encabezados por un gigantesco Abidal o un gran técnico Maxwell.

Así las cosas, este barça devuelve el fútbol a su estado de gracia. No se veía a un equipo ganar tantos partidos seguidos desde la época del gran Di Stéfano -aunque para conocerlo no nos quede más remedio que acudir al youtube-, con la característica de que este equipo golea más que aquel de hace medio siglo. Así pues, una alegría para la vista la que nos ofrecen estos muchachos cada tres días... ¡Qué hacen mucha falta!


By Silvia R. Taberné