miércoles, 9 de mayo de 2012

Final de la Europa League. "I gotta feeling..."


   ¡Esta noche hay Final Europea, señor@s! Seas de un equipo, de otro, de los dos o de ninguno, para un aficionado o aficionada al fútbol, como es el caso, esto es un motivo de nervio. Pero nervio del bueno, una cucharadita de emoción que le hace pensar que ya tiene plan para la noche. El planazo completo sería si un equipo que yo me sé estuviera en la Final pero es la Europa League así que, eso, no puede darse. Tienen que entenderlo, hay una Liga ganada así que la autoestima permite cierto desquite. Para los reproches, remito a la Pirámide de Maslow con la autorrealización en la cima.

Click: San Mamés aplaude la Final
   A lo que vamos. Esta noche se presume una gran Final. Ambos Clubes han llevado una trayectoria de nivel en este torneo. No hay más que recordar el partido del Athletic ante el Manchester, en San Mamés en el que llevó contra las cuerdas a los ingleses volando como una mariposa y picando como una avispa cual Muhammad Ali. O, la remontada, en su casa (la casa que vio el alirón blanco…sí, aprovecho….), en la vuelta de semis contra el Sporting de Lisboa, con los jugadores emocionados ante lo que habían conseguido: su segunda final esta temporada (link en la foto). El Barça los espera, precisamente en el estadio de su rival de hoy, para luchar por la Copa. 

Valdano comentaba ayer a Marca que Bielsa ha cambiado el planteamiento del equipo, basándolo en la posesión y el amor por el balón: “Bielsa le dio identidad y conexión con el fútbol". A pesar de un inicio de temporada complicado y errático. “Las cosas buenas llegan para aquellos que saben esperar” menta un dicho, pues los bilbaínos se han aplicado el cuento. Colacaos mediante, claro.

Click: gol de Falcao al Valencia
   No sé si los ribereños del Manzanares también lo hayan aplicado, ya que tienen menos ansia de títulos desde su dosis auto-administrada con el Doblete de 2010. La llegada de El Cholo, a mitad de campaña, fue un antes y después en el equipo. Manzano no llegó a ser lo que el club necesitaba y se fue hundiendo en la tabla y en el hastío. Simeone trajo aires nuevos y el equipo cambió el rumbo. Recuperó a jugadores para la causa, como Falcao (link en la foto), Diego o Adrián, a la postre, decisivos en la recta final del torneo europeo y, a una hinchada que, con Manzano, había comenzado con el pie cambiado

El Atleti es el Atleti y se complica la vida cuando puede, como con el empate ante el Betis hace unas jornadas jugándose la Champions. A pesar de esto, los colchoneros han certificado unas semifinales de calidad, con una ida en el Calderón, ante el Valencia, para quitarse el sombrero. Hacía mucho tiempo que no veía jugar tan bien al equipo. De hecho, no recuerdo una vez anterior. Y, el gol de Radamel es digno de enmarcarse, como el de Adrián en Mestalla.

   Ante, estas credenciales y, haya celebración posterior en Neptuno o la Glorieta de Bilbao, será una fiesta del fútbol. “(…) I gotta feeling that tonight's gonna be a good night (…)” (8).
 

 

martes, 1 de mayo de 2012

Autoexigencias.



  -“Katie, esperas demasiado”. -“A cambio doy todo lo que tengo”. Este magnífico diálogo entre Hubbell y Katie, o lo que es lo mismo, entre Redford y Streisand aquella noche intensa, con su relación al borde del precipicio, es revelador. “The way we were” ejemplifica la lucha entre lo que uno es, lo que uno quiere, lo que a veces no podemos conseguir y la autoexigencia que, a veces, nos impide disfrutar de lo bueno que tenemos al alcance.

  En esta misma ambivalencia nos movemos muchos en determinadas ocasiones y el Real Madrid también la conoce bien. Leía ayer dos artículos que me han llevado a pensar sobre esto a cargo de dos periodistas futboleros que suelen saber de lo que hablan: Alfredo Relaño y David Gistau. Coincido con puntos propuestos por ambos, a raiz de los pitos de aficionados en el Bernabeu, el domingo pasado, a la figura de Mourinho.

    Relaño (ver enlace al final) expresaba su falta de expectativas cumplidas por parte del luso al frente del banquillo, en estas dos temporadas. No le parece un “logro” haber conseguido la Copa el año pasado, presumiblemente la Liga, en éste y, haber estado en dos semis, consecutivas, de Champions. También es crítico con ciertos planteamientos conservadores en encuentros importantes y cómo un sector considerable (él menciona los ultras, por ejemplo) de la gradería blanca le sigue a pies juntillas. En esto último, soy de la misma opinión. Creo que este Madrí está batiendo récords pero también hay cosas criticables del luso: su conservadurismo táctico en ocasiones; su poco uso de las bandas, en muchas otras, como planteamiento táctico; la falta de un centro del campo poderoso de creación; sus cambios a destiempo, como en la vuelta de semis contra el Bayern. No entiendo la fe ciega en alguien, sea quien sea. Incluso la fe ciega en los ídolos; también tienen Cara B.

Difiero de él, por contra, sobre el poco valor que le da a la consecución de únicamente un título liguero por parte de esta institución: “No está mal ganar la Liga, tras haber ganado la Copa un año antes. Tampoco está mal ser semifinalista de la Champions por segunda vez consecutiva. Pero no es ningún récord”. Estoy de acuerdo en que para una institución como el Madrid, acostumbrada a la máxima exigencia, a ganarlo todo, sólo un título sabe a poco pero, creo que es de justicia, darle valor a lo que el equipo está a punto de lograr: una Liga no es cualquier cosa, es fruto de un trabajo bien hecho y sustentado en una base de 8 meses, contra equipos buenos y aguerridos. Tiene más mérito que conseguir una Champions, por mucho lustre que ésta dé. Y, no olvidemos, ante un Barça potente, que ha sido el rival a batir en estos últimos años y que ha conseguido ensombrecer el buen trabajo de cualquier otro conjunto.

   Creo que minusvalorar el triunfo no es justo. Hay que conocer los propios límites y estar satisfechos de los resultados aún cuando no sea lo máximo a lo que podíamos aspirar, si hemos dado todo lo que teníamos o hemos puesto todo los medios a nuestro alcance. Hubbell y Katie también sabían mucho al respecto. Aceptación. Y, es ahí, cuando recuerdo las palabras de David Gistau en su excelente e incisiva Barra Brava  de cada lunes, respecto a los pitidos del domingo: “No sé si castigaban la eliminación contra el Bayern u otro de esos títulos de Liga que el propio madridismo se apaña para ningunear por culpa del intangible aristocrático”. 

Somos una afición exigente y canibalista, automutiladora, incluso. Siempre críticos, obviando a los excesivamente devotos, claro. “El ambiente de Chamartín y su tortuosa relación con la alegría” describe Gistau. ¡Y, cuánta razón tiene! Esa ambivalencia, ese querer y no poder, ese no ser capaz de disfrutar de los triunfos y de los buenos partidos, aunque no sean EL Partido o La Copa de Europa. Como aficionada, no recordaba una Copa del Rey ganada, no tengo esa imagen y puedo decir que fui feliz cuando la conseguimos el pasado año, ya había ganas. Le doy el valor que tiene aunque reconozco que cuando ganábamos Champions no lo hacía.

   Ese grado enfermizo de perfeccionismo y autoexigencia del madridismo son dos caras de la misma moneda de su identidad. Los madridistas tenemos que aprender a vivir con ello y no darnos tanta caña. Mañana, si el equipo gana en San Mamés, el madridismo tendrá una buena oportunidad de empezar a aceptarse y, es posible que así, comenzar a disfrutar. 




Pd: Artículo de Alfredo Relaño en "As". http://www.as.com/opinion/articulo/amigo-mourinho-esperabamos/20120430dasdaiopi_2/Tes

lunes, 30 de abril de 2012

Vaciarse por dentro

Pues sí amigos. Se ve que además de una profunda admiración y el sentimiento culé con Guardiola también me une en estos momentos el adiós. Y como al mejor entrenador del mundo, se trata de 'una muerte anunciada'.

Hace meses que desde la perspectiva culé de este modesto blog no había información. Han sido meses de reflexión que han terminado con esta inevitable despedida por mi parte... Pero como precisamente las despedidas se encuentran en el 'top ten' de las cosas que más odio, mejor lo dejamos en un hasta la vista porque el ciberespacio es amplio y las ganas de hablar de este fabuloso equipo ilimitadas.

Por mi parte, agradecer a los que nos han seguido sus comentarios, seguro que más adelante volveremos a encontrarnos y desear suerte a mis compañeras merengue y colchonera en este blog.

Y una petición, no dejen de animar al mejor equipo del mundo. VISCA EL BARÇA

Tempus fugit, velut umbra...


   Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra. El tiempo vuela, como las nubes, como las aves, como las sombras. El lenguaje nos ayuda a expresar aquello que, a veces, no sabemos hacer de otra forma. El tiempo ha pasado esta semana (como todas, por otra parte) de manera ágil pero intensa. Perece que fuera ayer cuando presenciábamos, con los dientes apretados, otra edición de El Clásico. Un Clásico que había cobrado más lustre y se había quitado de encima la capa de cansino y trabado de las últimas ediciones.

   Un Clásico liberador para los madridistas y no castrador como venía siendo habitual. El Madrí plantó cara y venció a su eterno rival, en su casa, dando un golpe sobre la mesa de la Liga y cerrando la partida y la timba con una escalera de color digna de Los Pelayos. Los de Mourinho fueron como Paul Newman timando al Pez Gordo en aquel tren con destino a Chicago en el que se fraguaba el primer paso de “El Golpe”. Un bar en plena calle Fuencarral, abarrotado pero en un ambiente distendido. Un público dividido pero pasional en los momentos precisos. Un gentío entregado, al otro lado de la cristalera, en plena calle, arremolinados y con cervezas en la mano mirando la misma pantalla. Para que luego digan que El Clásico aburre, ¡JÁ! Unas amigas de todos los colores y condiciones unidas en torno a la fiesta del fútbol, que arrastra, te apasione o no desde la tierna infancia.

   En este ambiente, el gol de Khedira se vivió como una fiesta en sí mismo. YES, WE CAN! ¿Quién dijo que el Madrí no podía ganarle al Barça y en el Camp Nou? Los primeros minutos los merengues enseñaron la patita por debajo de la puerta. Esta vez era La Vez. Un gran planteamiento táctico, con presión intensa y arriba fue acogotando a un Barça que le costaba coger balón y tocar. Rapidez defensiva con líneas juntas en el bando blanco, cosa que faltó en la vuelta de semis contra el Bayern. La segunda mitad trajo el empate y la posesión blaugrana, sus fallos de cara al gol y la liberación madridista de manos de ÉL. 
Fuente: elcomercio.e3. pe
Cristiano, el que no aparecía en las noches importantes ha cambiado el papel por el de la aparición estelar en, directamente, todas las noches. 43 tantos lleva ya en Liga, superando el récord goleador que él mismo batió la temporada pasada.

Contragolpe, galopada y buena definición. Medio bar bramamos, media España hacía lo propio mientras los madridistas nos íbamos despojando del disfraz de perdedor que nos ha sido confeccionado a medida esos tres últimos años. Este equipo, este escudo imprimen carácter, lucha hasta el final y cuando Undiano pitó la alegría se desbordó y, la tranquilidad, también. Esto va por barrios y la que aquí suscribe sintió paz, alivio, catarsis. Felicidad aunque contenida. Aquel “manto de fracaso” al que aludía Jerry Maguire en sus momentos bajos había desaparecido. El Madrí volvía a salir victorioso, recuperaba su lugar y despedía con cajas destempladas la humillación culé y antimadridista en la que se había plantado. Tempus fugit, velut umbra. El tiempo vuela como las sombras.

Fuente: pulsociudadano.com
  Con media Liga en el bolsillo (o tres cuartos pero, perder 6 puntos de una ventaja de 10 me ha hecho más mesurosa), llegaban los partidos, igual de decisivos de Champions. Y, ¡Oh, sorpresa mayúscula: Final anglo-germana, ni rastro de acento catalá o deje madrileño! Todo un revival de aquellas batallas por la dominación ideológica y política de la Europa del primer tercio de siglo pasado. El Barça jugó, dominó el balón y la posesión pero no le sirvió para desmantelar una defensa inglesa formada por, prácticamente, sus 11 jugadores. Correcto trabajo defensivo pero menos potente que el planteado por el club blanco días antes. Un Chelsea con poco mordiente, sobre todo en la segunda mitad, culminó el batacazo culé con la escapada de Torres que se echó casi encima de Valdés, complicándose innecesariamente, pero al que desbordó para certificar el pase inglés a Munich. El fútbol es así, simplemente el que marca más goles es el que gana. Como sucedió al día siguiente en el Bernabeu. Contra un equipo más correoso, más duro, mejor equipo que el inglés, en esencia, el Madrid empezó fuerte hasta que marcó Cristiano, El Hombre, el primero de los goles.

El campo, a los madridistas, se les empezó a hacer molto longo como nos pasaría a los aficionados después. El Madrid bajó el pistón, le subió el temor, el mismo que tenían varios jugadores apercibidos que no iban “a por todas” en los 1 contra 1 por si acaso. Se fue echando para atrás pero con las líneas separadas, ergo, con muchos espacios abiertos. Ya, con el segundo de Cristiano, el equipo se fue haciendo incapaz. La portería de Neuer parecía más lejana, cada vez, y los alemanes empezaban a despertar con peligro por ambas bandas y con un Mario Gómez peligroso por prestancia pero sin estar del todo fino. Robben hizo las tablas superando, esta vez, pero por poco, a Casillas. Tampoco Ribery, cubierto esta vez por Marcelo, se lució. El medio campo del Madrid brillaba por su ausencia y las líneas juntas de El Clásico no aparecían. Pepe destacaba como maestro de ceremonias y se iban consumiendo los minutos.

Ambos equipos lo intentaban aunque ambos guardaban las formas por miedo a ser eliminados de una arremetida acercándose el final. Tablas y prórroga. Y, el desfibrilador preparado cargándose…Hasta el minuto 120, equilibrio de fuerzas, en un quiero y no puedo de ambos. Pitido final, penaltis. Se veía venir y el desfibrilador funcionando a pleno rendimiento. Nervios, miedo, esperanza. Un fallo, dos fallos. Una parada, dos paradas. Ramos cogiendo el balón para tirar. Tragedia mascada y servida. BOOM. Ese balón que todavía sigue buscando la Estación Espacial. Gol de Schweinsteiger. Fin del #RoadToMunich. El fútbol es así, insisto. 1 gol más que el rival, no se necesita más, ni menos.

A comerse la frustración. Frustración más incipiente con la clasificación para la Final de Bucarest de Atleti y Athletic. Unas semifinales excepcionales para una Final espléndida.

   Otra jornada de Liga con sendas victorias en el top: tres golitos en el mediodía del Bernabeu. Jugadas de tiralíneas, pases medidos de Reyes y Özil, potencia de El Gato pero agujeros en una única red. Siete golitos el Barça en la Calle del Payaso Fofó (contra el Rayo, en Vallecas, puntualizo), tiralíneas y combinaciones con Pedrito activo, Messi igualando los 43 goles de Cristiano, la vuelta de Afellay siete meses después, un bailecito polémico y un Rayo que tendrá que sudar para asegurarse la permanencia. Habrá que esperar al miércoles para ver si el Madrí aprovecha su segunda bola de partido y se lleva el título. Todo en una semana en la que Pep anunció su marcha, su desgaste ante una afició culé desolada.

   Y, curiosidades de la vida, el miércoles 2 de mayo, hará tres años de aquel fatídico 2-6 culé en tierra blanca donde comenzó la vorágine infernal de traumas y pesares. Tres años después, si el Madrí gana en San Mamés se proclamaría campeón de Liga, cerrando el círculo de horrores y celebrando la festividad madrileña ¿Os lo vais a perder? ;)

jueves, 19 de enero de 2012

"Lo llaman Real Madrid y no lo es..."

    He tirado a la basura 2 horas de mi vida. Bueno, 90 minutos para ser exactos. Cuando el árbitro pitó el final del encuentro, anoche, la sensación fue la de haber desperdiciado el tiempo viendo el Madrí-Barça. Si lo llego a saber me quedo en casa estudiando y no presenciando otro capítulo más del Museo de los Horrores Madridista en lo relativo a los azulgrana.
    Ni siquiera la entrada al bar del barrio del guitarrista Paco de Lucía dio valor a la noche. Ese momento surrealista de girar la cabeza al abrirse la puerta y hallar a un famoso cruzando el umbral de un bar corriente de un barrio corriente. El hecho de que se sentara al lado, es ya una simple minucia jaja. Y, eso que el Madrí, en ese entonces (minuto 30’) iba ganando gracias al gol de Cristiano.
Sí, Cristiano, el que se desdibujaba en anteriores enfrentamientos culés (Gol de la victoria de Copa y el del empate, de penalti, en Liga el pasado año, aparte). Cristiano, el más destacado de sus compañeros en el primer tiempo. De un equipo en el que no destacó nadie positivamente. Y, eso, que la primera mitad, a pesar de una mayor posesión culé (ya de inicio) vivió rachas con protagonismo de ambos equipos, en lo que a la iniciativa se refiere. El gol madridista se encuadra en una de ellas. Bueno, puede que mencionar la palabra “iniciativa” sea algo exagerado pero, el Madrí intentaba (poco) contras que no se materializaban arriba.
    Higuaín y Benzemá fueron como esas novias que esperan, en el puerto, la llegada de sus novios marineros o una carta o, un bote hundido a lo lejos, al menos. Esperaban la certificación de algo. Una certificación en forma de balones y pases que no llegó. Pases imprecisos y pérdidas, de habituales ya como Coentrao, Lass o, de nuevos como Altintop, titular en el lateral derecho como decisión arriesgada de Mourinho. El muchacho no hizo un exquisito papel. Quizá, tampoco, hiciera un buen papel aunque, de ahí a cargar con el muerto de la derrota de su equipo, hay más que un paso. Hay una fosa abisal.
La fosa abisal esperó apenas comenzada la segunda parte para aparecer. Internada rápida y solitaria de Puyol en la salida de un córner con su potente testa, como en la semi mundialista ante Alemania. Esta vez fue más fácil con un camino más despejado, ya desde fuera del área hasta dentro de ésta con un Pepe en Marte. Y, sí, Marte es el planeta escogido puesto que era el Dios romano de la Guerra. Lo de Pepe no es sinónimo de guerra, conflicto, expulsión, locura. Ha alcanzado un nivel más, el de la incomprensión total y absoluta por parte del madridismo que ya está harto de sus piradas de pinza. Simplemente no hay explicación. Simplemente no se puede defender lo indefendible. Simplemente el club tendría que tomar medidas aunque no creo que tenga mucho arreglo. Es parte de su personalidad. Puede que sólo una medida: la salida del club.
    La posesión del balón en la segunda mitad fue clara y mayoritariamente culé (72%) con variedad de llegadas al área blanca, por parte del inmenso Iniesta. Ayer fue el mejor del partido y de sus compañeros, por delante de un Messi que empezó a reaccionar tarde y con Carvalho como azote. El de Fuentealvilla se sacó de la chistera controles, regates, remates, incluso ocasiones clarísimas como la que despejó al palo Ramos, canalizando el peligro culé hacia la banda izquierda de dónde se había movido Alexis (un grande esta temporada), aprovechando el marcaje de Altintop por un sancionado Arbeloa. Por lo menos no andaba en el lateral derecho Coentrao, ubicado en el izquierdo.
El gol de Abidal a pase lejano, por la izquierda, claro y completamente sólo, únicamente redundó en lo visto hasta entonces. Encima, para mayor cachondeo, el bailecito entre él y Alves coreografiando (de manera pésima, por cierto) el “Ai se eu te pego” de Teló, no sé si a modo de mofa de Cristiano y Marcelo o qué. Antes de esto, bastante antes, Benzemá que apareció para la causa (sólo esa vez) mandó un balón al poste de Pinto, que no quiso silbar pero cantó en el gol madridista, después de un pase de Altintop que se hubo zafado bien de Iniesta, driblándolo.
    Entre este momento y el gol de Abidal, las llegadas blaugranas se sucedieron y su posesión también, que no dejó oler balón a los blancos. Este Madrí no juega a nada. Lo he dicho muchas veces y lo repito: no tiene centro del campo, ni un tipo que organice el juego (Xabi Alonso no es Xavi ni hace sus funciones, corta y da patadas), ni otro que le haga la cobertura. La única cobertura que hubo ayer fue la de las patadas de impotencia al llegar tarde a la lucha con el balón. Y, si a esto le añades los agujeros defensivos y una delantera a la que no le llegan los balones
     
El Barça es más rápido, juega mejor, tiene mejores jugadores y, ante eso, poco se puede hacer. Y, cierto es que los culés no realizaron su mejor partido anoche pero, aún así, les dan mil vueltas a este Madrí que tendrá pegada pero no elabora nada. Ni siquiera fueron capaces de llegar al área contragolpeando, sin perder balones en pases errados. Ante el Barça, el balón les quema en los pies. No sólo por la rapidez con que les presionan sino y, sobre todo, por el miedo que tienen. Es un equipo acomplejado y traumatizado por no poder superarlos.
Pero, en la temporada pasada, hay que recordar, el Madrí sólo perdió uno de los Clásicos jugados pero, ahí no estriba el asunto o, no sólo, mejor dicho. Los madridistas no dan la sensación de comodidad, de seguridad, de confianza. Se muestran inseguros deshaciéndose de balones, deseando que el reloj adelante sus manecillas y se acabe el partido, incluso ya en la primera parte. Y eso, se paga.



El de ayer fue un partido mediocre. Apenas 3 tiros a la meta culé lo demuestran y unos jugadores corriendo detrás de un balón que no les pertenece y al que desprecian, en su casa, ante su público, sistemáticamente. Por norma. Me viene a la cabeza aquella frase de Abraham Lincoln que decía así: "Los dogmas del pasado silencioso son inadecuados para el presente tempestuoso. La ocasión es una montaña de dificultades y debemos crecer con la circunstancia". Pues, este Madrí tiene un gran dogma del que no se zafa, planteé el partido como lo planteé ya sea con trivote o sin trivote. Recrea el papel del Atleti en los derbis madrileños, de los últimos años. Y no crece con la circunstancia, sino que ésta le engulle.



 Anoche, salí de ese bar cualquiera de un barrio cualquiera, con sensación de estafa. Los madridistas no nos merecemos algo así, sistemáticamente. No nos merecemos un entrenador incapaz ni un juego mediocre y, menos en casa. Los que, desde aquel 2-6, hemos tragado pullas y humillaciones Clásico tras Clásico, pensando que “quizá éste, sí”, intentando mantener traumas a raya y cierta ilusión, nos sentimos estafados visto lo de ayer. Y, no es mi estilo pero, si este equipo sigue así olvidémonos de los 3 puntos de la vuelta liguera allá, recemos a Diosito para no encontrarnos en los cruces de Champions y, claro, adiós Copa.



No quiero más pérdidas de tiempo, más estafas. Como diría Danny Glover en Arma Letal: "Me estoy haciendo viejo para esta mierda”.