martes, 22 de marzo de 2011

ESTO YA LO HE VIVIDO…(yo también)


   Es curioso cómo hay diferentes visiones sobre el mismo acontecimiento dependiendo de los intereses que cada uno porte o defienda pero, a veces, de fondo, hay una verdad incontestable y común. Mi-compañera-y-sin -embargo-amiga colchonera, sabia e incisivamente, ha escrito en el post anterior su visión como atlética del derbi del pasado sábado, una visión diferente, en parte, a la que pueda aportar yo sobre el mismo choque. Pero lo curioso es que ambas verdades, la suya y la mía, se encuentran en un punto común y coincidente: ESTO YA LO HEMOS VIVIDO. Ella ha hecho referencia a su déjà vu desde el bando perdedor, desde el bando que lleva 12 años sin ganar a su eterno rival y eso mina a un equipo y a su afición. Es duro. Mi déjà vu, por el contrario, es desde el bando ganador, desde el equipo que lleva los mismos años batiendo a su eterno rival capitalino y, contribuyendo a minarle la moral e incluso, puede, que a engordar una obsesión poco beneficiosa. Atacado y atacante, muerto y matador, víctima y verdugo. Y los roles parecen no intercambiarse, por fortuna madridista, aunque las malas rachas no duran siempre, como las crisis económicas. Pero este año no será el final de ninguna de las dos.
   Los dos polos opuestos, los dos personajes antagónicos de la película o mejor dicho del Bel Canto jeje. “Espero que el partido acabe como una ópera para el Madrid porque en las óperas, al final, alguien muere”. ¡Pero qué perlas suelta el afable Cerezo a veces! Si no fuera colchonero le reclutaría para nuestras filas. ¿Siempre hay muertos al final de ese género musical? Anda, pues me ha descubierto un nuevo mundo, no sabía yo eso. Aunque no iba muy desencaminado porque en la ópera representada en el Calderón sí hubo deceso, pero del equipo local. ¡Uy!, casi acierta. El presidente rojiblanco no supo qué contestar durante el almuerzo institucional sobre si el partido tendría tintes cómicos o trágicos para su equipo.
  
   Los rojiblancos vivieron su particular tragedia griega frente a los Mou’s Boys puesto que aquella se caracteriza porque los protagonistas se enfrentan a un destino que se intuye inevitable y cuyo desenlace fatal se presupone también (antes de quedar finalmente confirmado). Pese a eso, lucharon con orgullo, como lo hacen en la obra dramática. Bien parece que el Atleti es un personaje de la antigua Grecia que cumple a rajatabla con esos parámetros, aunque con alguna diferencia respecto a otros derbis. Los de Quique no se dieron por vencidos en su intento por ganarle al vecino, si bien es cierto que el vecino blanco salió como una apisonadora haciendo peligrar la integridad colchonera con llegadas en los primeros compases del encuentro. Era un pulso; un ir y venir de la pelota; un toma y daca; una alegría para los sentidos. El Madrí presionaba arriba, las coberturas defensivas incluían también a tipos con un desbordante potencial ofensivo como Özil que estuvo inmenso en toda la contienda, sobre todo en la segunda parte. Conforme iban pasando los minutos, nos encontrábamos con ocasiones a cargo de Benzemá, que abrió el marcador en las postrimerías del minuto 12 levantando el balón con el exterior del pie derecho por encima de De Gea. Pero en el otro campo también nos topábamos con las incursiones de Reyes y las manos de Casillas. El de Móstoles parecía hechizado por la Super Luna de aquella noche y paró todo lo parable y más. “¡¡Me siento seguroooo!!”. ¡Pues anda que nosotros…!. En la primera mitad sacó 5 manos (4 clamorosas), entre faltas botadas por Reyes, remates del Kun, rechaces y cabezazos…eso a falta de LA PARADA DE LAS PARADAS rememorando la de Robben en la final de Sudáfrica, que hizo al principio del segundo tiempo al pobre Kun que ya estaba desesperado y encargando un muñeco de vudú con la figura del cancerbero.
  
   Pero antes de esto la primera parte dio para más, entre otras cosas para que la posesión del balón cayese del lado colchonero y siguieran intentándolo pese a las ocasiones erradas y para que el Madrí rubricase su falta de piedad cuando huele el balón, incluso cuando le da por esa manía que tiene últimamente de combinar. Así nació el segundo tanto blanco: de Benzemá en la derecha, el balón llegó muerto a la izquierda pasándole por las narices a Ronaldo (con/sin penalti de por medio) para que un muy avispado Marcelo se sacara de esos guantes que tiene por botas un pase al centro del área donde Özil voleó a De Gea al que dejó con las vergüenzas al descubierto y pilló mal colocado. O-2. Se mascaba final trágico a orillas del Manzanares y se vislumbraba la sangre saliendo a borbotones cual peli de Tarantino.
Pero pese al resultado y otros arreones blancos los colchoneros no se amilanaron y, he ahí, la diferencia con otros derbis: el pundonor, la casta y por qué no decirlo, la mala leche de verse otra vez superados por el vecino aparecieron. Con Forlán, Reyes y el Kun como directores de la orquesta, con un secundario voluntarioso como es Filipe Luis cara a cara con un Ramos centradito y bien plantao’, siguieron intentándolo a la misma vez que Cristiano seguía empeñado en, empeñado en…empeñado en todo pero al que la lesión que arrastraba y que le tendrá apartado entre 2 y 3 semanas le impedía. Así, en general. Y al mismo tiempo que Lass perdía balones y entraba a destiempo. El francés recuerda a Makelele: misma efectividad para recuperar balones que para perderlos acto seguido.

   Dicen que hay trenes que sólo pasan una vez y si no los aprovechas puedes arrepentirte. El Atlético no aprovechó en la segunda parte su mayor posesión de balón para acortar distancias, pese a las internadas de Forlán por la banda derecha, ni tampoco la empanada mental con la que salió el Madrí, seguramente arrastrando el cansancio del jueves porque salió, en esencia, el mismo once que pasó de eliminatoria de Champions. Con el famoso trivote, eso sí, que ya se ha convertido en un recurso incluso humorístico. “Si no me das un día más para descansar, te doy un pivote más y hacemos el trivote” le decía Mou a una periodista en la rueda de prensa posterior. Festival del humor, señores. Ese sistema lo utilizó el portugués para intentar mantener al equipo más compacto (no, el término compactez no existe aunque se empeñaran tanto Mou como la compañera de El País que le interrogó) y equilibrar ese cansancio. Hombre, también ayudan las rotaciones, Mou, piénsalo. Pero él “vive el día a día” y arriesga, hasta innecesariamente como metiendo en el once titular a Cristiano.
   El tiempo corría mientras que el Madrí manejaba más la pelota, por lo menos se asociaba más claramente partiendo de contras, como aquellas dobles paredes entre el 7 y Benzemá, al que, Isa, no endiosamos en la parroquia blanca pero sí reconocemos sus últimos aciertos. Y siempre con Özil como cerebro del Eje del Mal (atlético).
Pero tanto llegó el cántaro a la fuente que se rompió y allá en el minuto 86 el Kun al final consiguió su objetivo: hacerle un agujero a la red merengue. Y ahí sí, lo confieso, nos entró miedito y cabreo porque vimos la posibilidad de que un partido abierto pero medianamente decidido se nos fuera de las manos. Afortunadamente para nosotros el revulsivo que supone el gol les llegó ya tarde a los colchoneros, que fue lo que les faltó para acabar de hacer un gran partido y obtener lo que merecieron, más. Y otro déjà vu al canto, el de noviembre de 2009 cuando ganamos 2-3 pero pidiendo la hora al final por los goles postreros de los locales.
   Querida compañera rojiblanca, pese a las estadísticas opresoras estoy segura de que en el próximo derbi reconquistaréis la emoción por derrotarnos y que ese día llegará, quién sabe en qué década, pero llegará jeje.

1 comentario:

Carola dijo...

(vuelvo por mis fueros...pobre Quique...dicho esto...Hala Madrí!)