Pues sí amigos. Se ve que además de una profunda admiración y el sentimiento culé con Guardiola también me une en estos momentos el adiós. Y como al mejor entrenador del mundo, se trata de 'una muerte anunciada'.
Hace meses que desde la perspectiva culé de este modesto blog no había información. Han sido meses de reflexión que han terminado con esta inevitable despedida por mi parte... Pero como precisamente las despedidas se encuentran en el 'top ten' de las cosas que más odio, mejor lo dejamos en un hasta la vista porque el ciberespacio es amplio y las ganas de hablar de este fabuloso equipo ilimitadas.
Por mi parte, agradecer a los que nos han seguido sus comentarios, seguro que más adelante volveremos a encontrarnos y desear suerte a mis compañeras merengue y colchonera en este blog.
Y una petición, no dejen de animar al mejor equipo del mundo. VISCA EL BARÇA
lunes, 30 de abril de 2012
Tempus fugit, velut umbra...
Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra. El tiempo vuela,
como las nubes, como las aves, como las sombras. El lenguaje nos ayuda a
expresar aquello que, a veces, no sabemos hacer de otra forma. El tiempo ha
pasado esta semana (como todas, por otra parte) de manera ágil pero intensa.
Perece que fuera ayer cuando presenciábamos, con los dientes apretados, otra
edición de El Clásico. Un Clásico que había cobrado más lustre y
se había quitado de encima la capa de cansino y trabado de las últimas
ediciones.
Un Clásico liberador para los madridistas y no castrador como venía
siendo habitual. El Madrí plantó cara
y venció a su eterno rival, en su casa, dando un golpe sobre la mesa de la Liga
y cerrando la partida y la timba con una escalera de color digna de Los
Pelayos. Los de Mourinho fueron como Paul Newman timando al Pez Gordo en aquel
tren con destino a Chicago en el que se fraguaba el primer paso de “El Golpe”. Un
bar en plena calle Fuencarral, abarrotado pero en un ambiente distendido. Un
público dividido pero pasional en los momentos precisos. Un gentío entregado,
al otro lado de la cristalera, en plena calle, arremolinados y con cervezas en
la mano mirando la misma pantalla. Para que luego digan que El Clásico aburre, ¡JÁ! Unas amigas de
todos los colores y condiciones unidas en torno a la fiesta del fútbol, que
arrastra, te apasione o no desde la tierna infancia.
En este ambiente, el gol de
Khedira se vivió como una fiesta en sí mismo. YES, WE CAN! ¿Quién dijo que el Madrí
no podía ganarle al Barça y en el Camp Nou? Los primeros minutos los merengues
enseñaron la patita por debajo de la puerta. Esta vez era La Vez. Un gran planteamiento táctico, con presión intensa y arriba
fue acogotando a un Barça que le costaba coger balón y tocar. Rapidez defensiva
con líneas juntas en el bando blanco, cosa que faltó en la vuelta de semis
contra el Bayern. La segunda mitad trajo el empate y la posesión blaugrana, sus
fallos de cara al gol y la liberación madridista de manos de ÉL.
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Fuente: elcomercio.e3. pe |
Cristiano, el
que no aparecía en las noches importantes ha cambiado el papel por el de la
aparición estelar en, directamente, todas las noches. 43 tantos lleva ya en
Liga, superando el récord goleador que él mismo batió la temporada pasada.
Contragolpe, galopada y buena
definición. Medio bar bramamos, media España hacía lo propio mientras los
madridistas nos íbamos despojando del disfraz de perdedor que nos ha sido
confeccionado a medida esos tres últimos años. Este equipo, este escudo
imprimen carácter, lucha hasta el final y cuando Undiano pitó la alegría se
desbordó y, la tranquilidad, también. Esto va por barrios y la que aquí suscribe
sintió paz, alivio, catarsis. Felicidad aunque contenida. Aquel “manto de
fracaso” al que aludía Jerry Maguire en sus momentos bajos había desaparecido.
El Madrí volvía a salir victorioso,
recuperaba su lugar y despedía con cajas destempladas la humillación culé y
antimadridista en la que se había plantado. Tempus fugit, velut umbra. El tiempo vuela como las sombras.
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Fuente: pulsociudadano.com |
Con media Liga en el bolsillo (o tres
cuartos pero, perder 6 puntos de una ventaja de 10 me ha hecho más mesurosa),
llegaban los partidos, igual de decisivos de Champions. Y, ¡Oh, sorpresa
mayúscula: Final anglo-germana, ni rastro de acento catalá o deje madrileño! Todo
un revival de aquellas batallas por la dominación ideológica y política de la
Europa del primer tercio de siglo pasado. El Barça jugó, dominó el balón y la
posesión pero no le sirvió para desmantelar una defensa inglesa formada por,
prácticamente, sus 11 jugadores. Correcto trabajo defensivo pero menos potente
que el planteado por el club blanco días antes. Un Chelsea con poco mordiente,
sobre todo en la segunda mitad, culminó el batacazo culé con la escapada de
Torres que se echó casi encima de Valdés, complicándose innecesariamente, pero
al que desbordó para certificar el pase inglés a Munich. El fútbol es así,
simplemente el que marca más goles es el que gana. Como sucedió al día
siguiente en el Bernabeu. Contra un equipo más correoso, más duro, mejor equipo
que el inglés, en esencia, el Madrid empezó fuerte hasta que marcó Cristiano, El Hombre, el primero de los goles.
El campo, a los madridistas, se
les empezó a hacer molto longo como
nos pasaría a los aficionados después. El Madrid bajó el pistón, le subió el
temor, el mismo que tenían varios jugadores apercibidos que no iban “a por
todas” en los 1 contra 1 por si acaso. Se fue echando para atrás pero con las
líneas separadas, ergo, con muchos espacios abiertos. Ya, con el segundo de
Cristiano, el equipo se fue haciendo incapaz. La portería de Neuer parecía más
lejana, cada vez, y los alemanes empezaban a despertar con peligro por ambas
bandas y con un Mario Gómez peligroso por prestancia pero sin estar del todo
fino. Robben hizo las tablas superando, esta vez, pero por poco, a Casillas. Tampoco
Ribery, cubierto esta vez por Marcelo, se lució. El medio campo del Madrid
brillaba por su ausencia y las líneas juntas de El Clásico no aparecían. Pepe destacaba como maestro de ceremonias
y se iban consumiendo los minutos.
Ambos equipos lo intentaban
aunque ambos guardaban las formas por miedo a ser eliminados de una arremetida
acercándose el final. Tablas y prórroga. Y, el desfibrilador preparado
cargándose…Hasta el minuto 120, equilibrio de fuerzas, en un quiero y no puedo
de ambos. Pitido final, penaltis. Se veía venir y el desfibrilador funcionando
a pleno rendimiento. Nervios, miedo, esperanza. Un fallo, dos fallos. Una
parada, dos paradas. Ramos cogiendo el balón para tirar. Tragedia mascada y
servida. BOOM. Ese balón que todavía sigue buscando la Estación Espacial. Gol
de Schweinsteiger. Fin del #RoadToMunich. El fútbol es así, insisto. 1 gol más
que el rival, no se necesita más, ni menos.
A comerse la frustración.
Frustración más incipiente con la clasificación para la Final de Bucarest de
Atleti y Athletic. Unas semifinales excepcionales para una Final espléndida.
Otra jornada de Liga con sendas
victorias en el top: tres golitos en el mediodía del Bernabeu. Jugadas de
tiralíneas, pases medidos de Reyes y Özil, potencia de El Gato pero agujeros en una única red. Siete golitos el Barça en
la Calle del Payaso Fofó (contra el Rayo, en Vallecas, puntualizo), tiralíneas
y combinaciones con Pedrito activo, Messi igualando los 43 goles de Cristiano,
la vuelta de Afellay siete meses después, un bailecito polémico y un Rayo que
tendrá que sudar para asegurarse la permanencia. Habrá que esperar al miércoles
para ver si el Madrí aprovecha su
segunda bola de partido y se lleva el título. Todo en una semana en la que Pep
anunció su marcha, su desgaste ante una afició
culé desolada.
Y, curiosidades de la vida, el
miércoles 2 de mayo, hará tres años de aquel fatídico 2-6 culé en tierra blanca
donde comenzó la vorágine infernal de traumas y pesares. Tres años después, si
el Madrí gana en San Mamés se
proclamaría campeón de Liga, cerrando el círculo de horrores y celebrando la
festividad madrileña ¿Os lo vais a perder? ;)
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