-“Katie, esperas demasiado”. -“A
cambio doy todo lo que tengo”. Este magnífico diálogo entre Hubbell y Katie, o
lo que es lo mismo, entre Redford y Streisand aquella noche intensa, con su
relación al borde del precipicio, es revelador. “The way we were” ejemplifica
la lucha entre lo que uno es, lo que uno quiere, lo que a veces no podemos
conseguir y la autoexigencia que, a veces, nos impide disfrutar de lo bueno que
tenemos al alcance.
En esta misma ambivalencia nos
movemos muchos en determinadas ocasiones y el Real Madrid también la conoce
bien. Leía ayer dos artículos que me han llevado a pensar sobre esto a cargo de
dos periodistas futboleros que suelen saber de lo que hablan: Alfredo Relaño y
David Gistau. Coincido con puntos propuestos por ambos, a raiz de los pitos de
aficionados en el Bernabeu, el domingo pasado, a la figura de Mourinho.
Relaño (ver enlace al final) expresaba su falta de
expectativas cumplidas por parte del luso al frente del banquillo, en estas dos
temporadas. No le parece un “logro” haber conseguido la Copa el año pasado, presumiblemente
la Liga, en éste y, haber estado en dos semis, consecutivas, de Champions.
También es crítico con ciertos planteamientos conservadores en encuentros
importantes y cómo un sector considerable (él menciona los ultras, por ejemplo)
de la gradería blanca le sigue a pies juntillas. En esto último, soy de la
misma opinión. Creo que este Madrí
está batiendo récords pero también hay cosas criticables del luso: su
conservadurismo táctico en ocasiones; su poco uso de las bandas, en muchas
otras, como planteamiento táctico; la falta de un centro del campo poderoso de
creación; sus cambios a destiempo, como en la vuelta de semis contra el Bayern.
No entiendo la fe ciega en alguien, sea quien sea. Incluso la fe ciega en los
ídolos; también tienen Cara B.
Difiero de él, por contra, sobre
el poco valor que le da a la consecución de únicamente un título liguero por
parte de esta institución: “No está mal ganar la Liga, tras haber ganado la
Copa un año antes. Tampoco está mal ser semifinalista de la Champions por
segunda vez consecutiva. Pero no es ningún récord”. Estoy de acuerdo en que
para una institución como el Madrid, acostumbrada a la máxima exigencia, a
ganarlo todo, sólo un título sabe a poco pero, creo que es de justicia, darle
valor a lo que el equipo está a punto de lograr: una Liga no es cualquier cosa,
es fruto de un trabajo bien hecho y sustentado en una base de 8 meses, contra
equipos buenos y aguerridos. Tiene más mérito que conseguir una Champions, por
mucho lustre que ésta dé. Y, no olvidemos, ante un Barça potente, que ha sido
el rival a batir en estos últimos años y que ha conseguido ensombrecer el buen
trabajo de cualquier otro conjunto.
Creo que minusvalorar el triunfo
no es justo. Hay que conocer los propios límites y estar satisfechos de los resultados
aún cuando no sea lo máximo a lo que podíamos aspirar, si hemos dado todo lo
que teníamos o hemos puesto todo los medios a nuestro alcance. Hubbell y Katie
también sabían mucho al respecto. Aceptación. Y, es ahí, cuando recuerdo las
palabras de David Gistau en su excelente e incisiva Barra Brava de cada lunes, respecto
a los pitidos del domingo: “No sé si castigaban la eliminación contra el Bayern
u otro de esos títulos de Liga que el propio madridismo se apaña para ningunear
por culpa del intangible aristocrático”.
Somos una afición exigente y
canibalista, automutiladora, incluso. Siempre críticos, obviando a los
excesivamente devotos, claro. “El ambiente de Chamartín y su tortuosa relación
con la alegría” describe Gistau. ¡Y, cuánta razón tiene! Esa ambivalencia, ese querer
y no poder, ese no ser capaz de disfrutar de los triunfos y de los buenos
partidos, aunque no sean EL Partido o
La Copa de Europa. Como aficionada, no recordaba una Copa del Rey ganada, no tengo
esa imagen y puedo decir que fui feliz cuando la conseguimos el pasado año, ya
había ganas. Le doy el valor que tiene aunque reconozco que cuando ganábamos
Champions no lo hacía.
Ese grado enfermizo de
perfeccionismo y autoexigencia del madridismo son dos caras de la misma moneda
de su identidad. Los madridistas tenemos que aprender a vivir con ello y no
darnos tanta caña. Mañana, si el equipo gana en San Mamés, el madridismo tendrá
una buena oportunidad de empezar a aceptarse y, es posible que así, comenzar a
disfrutar.
Pd: Artículo de Alfredo Relaño en "As". http://www.as.com/opinion/articulo/amigo-mourinho-esperabamos/20120430dasdaiopi_2/Tes
Pd: Artículo de Alfredo Relaño en "As". http://www.as.com/opinion/articulo/amigo-mourinho-esperabamos/20120430dasdaiopi_2/Tes
1 comentario:
Gracias a las tres por demostrar que se puede hablar de fútbol (y de cualquier cosa) de manera distinta a la que la tv nos tiene acostumbrados, a una especie de charla de bar llena de lugares comunes y voces superpuestas, que tenéis sobrados recursos y conocimientos como para ejemplificar y utilizar gran cantidad de referencias culturales para comunicar, demostrando que la diferencia no está en la materia sino en el comunicador. Gracias!
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