Ya lo habían hecho hace dos años. Aquel 2-0 frente al Manchester no sólo daba al Barça la tercera 'orejona', sino que además fue de esas finales para disfrutar, tranquilas y sin sorpresas desagrables a las que tan poco acostumbradas nos tienen los azulgrana. Dos años después, eso que la prensa mundial ha llamado 'exhibición' y que mi compañera Ana llama 'la idea única de fútbol' vuelve a imponerse ante los Red Devils... menos Devil que nunca.
Parafraseando a ese divo del fútbol que es Mou, dan ganas de preguntarse por qué el equipo de Ferguson jugó al 'pelotazo y corre a ver qué sale' cual equipo pequeño, con una alineación de 4-4-1-1 que dejaba mucho que desear si teníamos en cuenta ese plan que los de Londres avisaban que tenían para ahogar el juego culé.
Así las cosas los aficionados estuvimos más nerviosos antes del encuentro que durante él. Los Diablos sólo duraron en el campo siete minutos. El clásico tiempo de rigor en el que los chicos de Pep se desperezan y deciden ponerse a jugar. Y cuando Xavi se hace el dueño del balón y a Messi le da por hacer el partido de su vida (uno más) no hay quien los pare.
Ante un Manchester que estuvo siempre más pendiente de no encajar una goleada que de llevarse el triunfo, sólo un obstinado Rooney se dedicaba a subir hasta las inmediaciones de Valdés, pero impotente, daba verdadera lástima verle hacer aspamientos para que alguien subiese con él.
Y ante equipos cerrados, tocar y tocar hasta que se despisten. Y así fue el primer gol dentro del área chica de Pedro. Un despiste de primero de futbolista de su marcador dejó a Pedro solo ante un Van der Sar, que fue con diferencia el mejor de su equipo.
Apenas unos minutos después un claro gol en fuera de juego dejaba el marcador en un empate injusto hasta el descanso. Pero la eliminatoria ya tenía nombre y colores de un ganador: los del Pep Team.
Comenzó la segunda parte todavía mejor que la primera, con un Barça que disparaba (ojalá lo hicieran siempre) desde cualquier distancia y ángulo. Así llegó desde fuera del área la milésima maravilla de un Messi al que ya no se sabe cómo calificar. No sólo por el gol, sino por los pases, la presión y la inteligencia, el argentino volvió a dejar su tarjeta de visita para ganar el próximo Balón de Oro.
Y mientras que los ingleses volvían una o otra vez a correr tras la pelota, Rooney se desesperaba y a Ferguson le entraba el tembleque de la resignación vino el golazo de la final, el de Villa. Avisaba el asturiano que había llegado al Barça para jugar partidos así y tenía que marcar. El MVP del Barça volvía a deleitarnos con la Cuarta y Guardiola conseguía ser el técnico más joven con dos Champions en su vitrina particular.
1 comentario:
confieso que no estuve muy concentrada en lo que se dice el partido del 28M, pero estaba claro, incluso desde la barrera de la distracción, que le pegasteis una paliza a los ingleses. Enhorabuena!! y me alegro por Villa y su golazo (ése sí que lo tengo en la memoria visual). Y me quedo con la imagen de Piqué mojándose la cabeza en los aspersores al final del partido... jajaja lo que no haga Gerard... bueno, se aproximan post de fichajes y rumores, al más puro estilo salsa rosa, asi que queridos lectores, disfrutad de los últimos post como estos! :P
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