Pues sí, ya avisamos en este blog que como seres imperfectos que somos tendemos a repetirnos una y otra vez. Y el partido de ayer no fue una excepción. Que perdimos en el Emirates, bueno, quedaba el Camp Nou y, por supuesto, las ganas de nuestros chicos. Pep ya lo dijo la temporada pasada: "no os vamos a fallar" y, una vez más, no lo hicieron.
Ante un irreconocible Arsenal (Wenger, menos echar la culpa al árbitro y más chutar -qué 'más', chutar alguna vez, aunque sea sólo una- a portería), el Barça volvió a recurrir a lo que sabe, a la fórmula del éxito a través del toque y del jogo bonito. Un juego sólo manchado por una falta de puntería que hizo a los culés tener el corazón en la mano (y en mi caso en el Metro, que casi me como al conductor por ir tan despacio, jajaja).
Pero volvió el Messi galáctico, ese cuya artificial copia en los juegos de la play se le queda corto, más o menos como todos los que osan (pobres, lo que deben de sufrir) compararse con el gran Leo.
Y volvieron las quejas. Yo no sé si es que entre chicle y chicle Mou escribe libros pero últimamente todos los entrenadores me suenan igual. Que si que malo el árbitro que nos expulsa a Van Persie, que si eso condicionó el partido... Lástima, se ve que como animales imperfectos también tenemos una vista selectiva que nos impide ver un clarísimo penalti a Messi o una bofetada del santo Pelsie a Alves ¡ays qué casualidad! por la que se merecía ser mandado a las duchas antes de lo que lo hizo... por no hablar de los tres penaltis del partido de ida.
Y es que como dice Mascherano: "El Barça siempre gana por el árbitro, nunca gana por su juego, por haber tirado 19 veces al arco, por haber tenido 74 por ciento de posesión, por haber hecho 900 toques". Que así lo piensen el resto de rivales, que la culpa siempre es del cha-cha-chá y no de ellos, que así les irá.
Y ahora, pinchen y disfruten con el máximo goleador extra europeo:
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