¿Han tenido alguna vez la sensación de que se lo tiene bien merecido el bobo que sale solo 'a ver lo que ocurre' en una peli de miedo y se lo terminan cargando? Bueno, mientras consulto a mi psiquiatra sobre mis inclinaciones homicidas, me viene a la mente un Barça cuyo único enemigo es el propio Barça... como el de ese chaval su propia inconsciencia.
Esto es lo que nos pasó en partidos como el de la Real Sociedad o el Valencia en Liga o el de Champions frente al Milan. No hay otra. No hay excusas. Si el Barça se relaja o 'si no tenemos el día', es decir, nos entra la pájara y estamos en otras cosas vendiendo al pobre Valdés frente al delantero de turno, el equipo culé sufre, empata y Guardiola se desespera. Pero ¡ays amigos! Para aquellos que se frotaban las manos viendo al Barça empatar mientras en su vestuario explotaban pequeñas minas de mano, parece que la alegría se les puede acabar pronto. A este Barça no se le ha acabado el hambre y si juntas esa 'banda del patio' formada por Messi, Puyi, Xavi o Fábregas pasa como lo de este fin de semana: que la peli termina con el final feliz made 'Cantando bajo la lluvia'.
Viendo la primera parte, casi cambio nuevamente los chorizillos y morcillas del bar de la peña blaugrana de Móstoles (¡qué grandes son!) para que me sirvieran palomitas y coca-cola grande. ¡¡Y es que si Spielberg quería contar la historia de un grupo de amigos mientras superan pruebas, mejor contar con la magia del Barça que con la pandilla de Super 8!! Es en estos partidos donde en Barça se crece y salen los héroes para desgracia de un Atleti que se volvió a convertir en la víctima favorita de un Messi a lo Indiana Jones que con tres latigazos rompió la cadera de los defensas y levantó los aplausos hasta de Manzano, rendido en rueda de prensa. A sus 24 añitos ya es pichichi de Liga (y oiga, sin tirarse dentro del área chica para que le piten penaltis!) y está a dos tantos de igualar a Kubala... ahí queda eso.
Y es que como bien dice Pep, a Messi ya no se le puede calificar, sólo hay que verlo. A una servidora se le caen las palomitas viendo ese gol desde un inocente saque de esquina o su tercero (quinto que forma el pentagrama favorito de la filarmónica culé), pero me quedo con esa galopada desde el propio área, arrastrando a medio equipo colchonero y que no fue gol gracias a algún santo que se le presentó al portero colchonero.
Y es que como decía Emery, si el Barça sale bien, mejor elegir la forma más digna de morir. Y Messi no estaba solo. A su lado Xavi parecía masticar ese puro inexistente y ahora prohibido en el Camp Nou mientras sonreía y decía aquello de: 'Me encanta que los planes salgan bien'. Su pase a Villa para que éste metiera su golazo de la jornada fue para quitarse el sombrero, así como el segundo pase, simplemente maravilloso.
Así las cosas termino mi crónica fútbolera con una pregunta que me corroe por dentro: ¿dónde guarda Messi tanto balón? Esperemos averiguarlo en próximos post.
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