viernes, 25 de febrero de 2011

Manzanares VS Nervión


El Atlético-Sevilla se juega este sábado en el Calderón. Llega la hora de la verdad, un nuevo enfrentamiento deportivo tras una larga lista de envites repletos de fútbol y muchas, muchas polémicas. La extrema rivalidad entre ambos equipos no es nueva. Cada vez más a menudo los piques y las venganzas ganan terreno a las crónicas futbolísticas. ¿Por qué? Podríamos remontarnos al principio de los tiempos, pero no hace falta. Baste recordar las últimas campañas en las que ambos conjuntos se jugaban algo más que tres puntos. El regreso a Primera, entrar en Champions, la final de Copa… Sí, Atlético y Sevilla pelean últimamente en la misma guerra, objetivos parejos demasiado frecuentes. Excesiva pero inevitable tensión entre rojiblancos e hispalenses.

En la última jornada del 95 Atlético y Sevilla empataron a 2, el Atleti se salvó y el Sevilla pudo meterse en UEFA. Todos contentos. Fue un episodio pasajero de simbiosis que pocas veces más se ha repetido. Las hostilidades no es que salpiquen las relaciones entre ambos clubes, es que directamente riegan los vínculos entre ellos. Lunas reventadas, palizas entre aficionados, partidos declarados de ‘alto riesgo’, polémicas declaraciones, partidos detenidos, multas… todo eso es simplemente algo corriente, completamente habitual.

Si a esas habituales contiendas se le suman los siguientes hechos:

- La botella de whiskey en el césped del Manzanares en 2006

- El cabezazo de Maresca al Kun en 2008 (que los rojiblancos recordamos casi más que la embestida de Zidane a Materazzi)

- La lluvia de huevos sobre la portería de Toni el año del descenso

- Las emboscadas de los Biris con bates de béisbol (42 concretamente) en los alrededores del Calderón también en 2008

- El frustrado fichaje de Ujfalusi por parte del Sevilla y la posterior multa al jugador por incumplimiento del pre-contrato
- La reciente final de Copa y las campañas cruzadas de motivación (“Vamos a soñar más fuerte” y “el sueño continúa”, de los rojiblancos; y la irónica “¿De verdad vas a dejar que nos copien los sueños? Los sueños son nuestros”, de los hispalenses, mucho menos ingenioso pero indudablemente incendiario).

- El descenso de la mano a Segunda División en la temporada 99/00

- La lucha por el ascenso al año siguiente. Esto, más que nada, contribuyó a multiplicar la tensión, sobre todo por las declaraciones desde Sevilla de que el Atlético subiría “por decreto”, en referencia a unas supuestas ayudas que nunca llegaron. Sin embargo, los que ascendieron fueron los sevillistas y al Atleti le quedaba ‘otro añito en el Infierno’.
- Las declaraciones cruzadas entre Caparrós y Germán ‘el Mono’ Burgos, cuando el técnico criticó al guardameta por fingir una lesión y poco después se conocía el cáncer del argentino.

- Las ‘perlas’ envenenadas del ‘presunto Malayo’ José María Del Nido, que ridiculizaba los intentos de fichar a jugadores como José Antonio Reyes y comparaba al Atlético al Lleida, lo que le valió que el ayuntamiento catalán calificara al sevillano como ‘caracol llimac’ (caracol baboso), y aquellas en las que Del Nido aseguraba que si la final de Copa se jugaba en Madrid, sus seguidores iban a ser agredidos. Al final, la final fue disputada en Barcelona sin incidentes y con una lección de la hinchada rojiblanca. Y sigo con Del Nido, quien dijo hace poco que el Sevilla “es más poderoso ganando títulos en los últimos años que el Atlético de Madrid, por mucha Europa League que haya ganado”. Qué risa da recordarlo ahora, tras el tropezón en Oporto. Más de uno debería comparar las vitrinas de uno y otro equipo…

- Por supuesto, la enemistad también se traslada al sector ultra. Si ya de por si cada grupo, se tuerza a la diestra o a la siniestra, futbolísticamente le declara la guerra a quien más le irrita, imagínense el nivel de desapego entre el ‘Frente Atlético’ y los ‘Biris’, de ideologías opuestas.

En definitiva, los Atlético-Sevilla son partidos calientes desde siempre. Ánimos caldeados tanto en el Manzanares como en Nervión. Dos aficiones que se odian, aunque suene triste y duro admitirlo. Pero es cierto. Derbis frente al Real Madrid y al Betis aparte, los duelos entre ambos equipos son forzosamente decisivos por la trayectoria reciente, entre la ambición de crecer de los madrileños y el afán de pretender ser un grande de los sevillanos.

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