Con permiso de mis compañeras de blog y de los aficionados del fútbol me permito, a no ser que me den de gorrazos, escribir un breve post sobre la victoria de ayer del Madrí de Baloncesto. En la Caja Mágica, anoche, tuvo lugar el quinto y último partido de cuartos de final de la Euroliga, frente al Power Electronics Valencia, un choque muy igualado como ha sido toda la eliminatoria, la única que se ha decidido agotando todos los enfrentamientos.
Ha sido una noche en la que ha salido derrotado uno de los ya veteranos fantasmas del equipo merengue: 15 años sin estar en la fase final finalísima de la máxima competición europea. Demasiado tiempo. Los chicos de Emanuele Molin, el sucesor de Messina en tiempos revueltos, estuvieron toda la primera parte con el marcador abajo pero fueron poco a poco limitando las opciones de un Power poderoso y, neutralizando sus envestidas y mates. El primer cuarto fue de toma de contacto aunque hubo toma y daca en ambas canchas, algo que no es difícil en este deporte porque es trepidante, para una que está acostumbrada a los espacios diáfanos y vastos campos futboleros incluso resultaba agobiante.
Sergio Llull en acción |
Pero el segundo cuarto del partido fue realmente magnífico, incluso para los neófitos gracias a tipos como Tucker o Llull. Los triples del Madrí empezaron a entrar regularmente gracias a la magnífica muñeca de un tal Tucker que convertía en oro cada pelota que le llegaba por lejos que estuviera, como el tiro lejano y magnífico que elevó el marcador a 40-42 al final del mencionado cuarto. También la rapidez de Sergio Llull (uno de los líderes de este equipo) que incluso en el tercer cuarto se plantaba de una zancada en la cancha contraria y que combinaba triples rápidos y precisos con pases arriesgados desde prácticamente fuera de la cancha.
El tercer cuarto fue el decisivo para que el conjunto blanco pudiera, por fin, ponerse por delante, gracias a la inestimable aportación del joven Carlos Suárez. El de Aranjuez, a pesar de estar viviendo su primera temporada en el equipo, se mostró seguro y audaz en sus triples (suyo fue el que permitió a los madridistas gobernar el marcador, al principio del tercer tiempo) y sus rebotes. Al finalizar el partido el alero madrileño comentaba que ésta es una plantilla joven que tiene mucho qué ofrecer y que apenas contaba con 10 años cuando la institución participó por última vez en la Final Four, allá por el año 96.
La recta final del partido fue más estática puesto que ambos equipos fallaron más tiros, sobre todo los triples, decisivos anteriormente. Los che llegaron a acortar 4 puntos pero, a esas alturas, no daba la impresión de poder llevarse el gato al agua como así se certificó.
66-58. Fin del partido y de una eliminatoria disputada. Una Caja Mágica entregada coreaba a sus chicos que han roto la maldición europea de cuartos y que intentarán obtener la novena Copa de Europa (16 años después de la última) derrotando, por de pronto, al Maccabi israelí en semifinales, el 6 de mayo en Barcelona. Tiene guasa, justamente allí.
¡Enhorabuena, chicos!
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