“Mira la vida como vuelve y te sorprende. Mira la vida que fondo tiene el cajón. Mira la vida que regala todas las flores que tiene, aunque algunas las arranque con dolor”. Me parece tan inspiradora y reveladora la letra de esta canción de Dani Martín que no puedo, cuánto menos, reflejarla en este post. Lo confieso, llevaba gestando este escrito desde ayer pero a veces suceden cosas en el día a día (“mira la vida como vuelve y te sorprende”) que te hacen virar tu perspectiva un poco y también tu ánimo. La esencia del post es la misma que la de ayer, hablar sobre la incertidumbre, sobre lo desconocido, aunque con un toque más positivo y soñador si cabe. Más naïf si queréis verlo así. En el post que estaba escribiendo ayer, hacía referencia a una frase que escuché en una serie televisiva en la que un padre enfermo le hablaba a su hijo sobre la muerte: “Es algo natural pero la tememos porque es algo desconocido y esto nos asusta”. Y pensé, “¡qué razón tiene!”. Cuando escribí esa sentencia de ese padre me acordé de lo que la madre de Forrest Gump le explicaba a su hijo, al saberse enferma también, esto era que no temiera a la muerte porque es algo que forma parte de la vida.
Parece que ambos ejemplos van encaminados a un mismo lugar, un lugar algo sombrío. Pero no, o no del todo. Pretendo ir más allá y significar que la incertidumbre, lo desconocido, lo identificamos con el miedo o nos supone esa emoción. En todos los aspectos: la vida misma, el trabajo, el amor… pero también en otros, más banales, como es el fútbol. A partir de mañana tendremos, como ya es bien sabido por todos y más que nos quedará claro con tanto bombardeo periodístico, varios enfrentamientos Madrí-Barça. De hecho tendremos 4 en menos de un mes, algo nuevo para los propios jugadores, entrenadores, dirigentes, periodistas y aficionados. Yo, personalmente voy a seguir a pies juntillas los consejos que comentaba Silvia en su magnífico post como ayuda a la supervivencia y a mantener un nivel de nervios, por lo menos, aceptable. Esta situación tan nueva se nos escapa de nuestro control y eso es lo que provoca miedo, aparte claro está, de poder hacer el ridículo ante el máximo rival y ser motivo de burla, pública y privadamente.
Pero bien, aunque nos hayamos ido mentalizando, el pasado miércoles con la clasificación del Madrí a semis de la Champions se certificó la serie de Clásicos. Podría explayarme en cómo el Tottenham profundizó por las bandas con Lennon y Bale (desde ese día dejaré de asociarlos, o no únicamente, a sus homónimos cantante y actor-respectivamente-porque, ¡la que intentaron liar, madre!), en cómo se internaban hasta la cocina y usaban el muy técnico y casi ya olvidado Pase de la Muerte para, al fin, no encontrar rematadores en al área chica (el ruso Pavlyuchenko no estuvo a la altura, y nunca mejor dicho, del sancionado Crouch). También podría explayarme en cómo, en la segunda mitad, el Madrí tuvo más el balón y combinó (aprovechando el cansancio de los ingleses que basaron su juego en correr por las bandas, cosa que desgasta) consiguiendo materializar las ocasiones y arreciando la potencia inglesa (con gran ayuda del solícito Gomes, al que le vamos a hacer un monumento en el Coliseo blanco por sus méritos y que se la tragó por su mala colocación ante el extraño que le hizo el zambombazo de Cristiano). Podría explayarme, también, en cómo Mou no fue amarrategui y alineó a 4 de los 5 hombres apercibidos de amarilla, arriesgando (sólo Carvalho, innecesariamente, la vio y no jugará la ida de semis). También podría explayarme en como Benzemá se encontró con buenas sensaciones y en cómo coloca extraordinariamente el pie cuando combina o chuta, como el pase que le hizo a Marcelo con el exterior del pie derecho (en una vaselina que se marchó por poco). O de cómo Kaká lo intenta y parece ir cogiendo confianza.
Podría hacer una crónica de la vuelta de cuartos del miércoles, pero no quiero.
Hoy quiero, ante la incertidumbre del qué pasará mañana y el resto de Clásicos, desde la visión madridista, creer en nuestras posibilidades, que las tenemos a pesar de todo lo que se dice y se comenta y, a pesar de nuestros propios fantasmas pasados. “Mira la vida que fondo tiene el cajón”. Sólo tengo, para concluir este post que hacerme eco de unas palabras de Cristiano y del cada vez más enorme Raúl. El portugués concluyó el miércoles lo siguiente: “Tenemos que pensar que es posible, que no son de otro mundo. Son jugadores como nosotros, de los mejores equipos, pero nosotros también lo somos. Estamos confiados y va a ser interesante”.
Sé que serán partidos duros, sé que culés y madridistas lo sufriremos, nosotros con un plus por la carga psicológica que tenemos detrás después de los últimos clásicos pero, como diría el gran Raúl al que admiro profundamente, más si cabe, desde su gran actuación el miércoles ante el Inter mezclándose con sus aficionados alemanes al final del encuentro: “Debemos salir a disfrutar, a ponérselo difícil y, ¿por qué no? En el fútbol, a veces, hay grandes sorpresas”. Todo un ejemplo de ilusión, el suyo, la mejor medicina contra el miedo a la incertidumbre.
Y que nadie espere que mañana los merengues hagamos calceta mientras los culés intentan su tiki-taka cansino…¡JÁ! ¡A Plantarle cara al miedo, señores!
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