Llegó el Día. Murcia, Levante, Atlético de Madrid, Sevilla. Éste ha sido el recorrido del Real Madrid en esta Copa del Rey antes de medirse, en la final, esta noche, al Barcelona. 21 años después del último careo copero entre ambos, precisamente en Mestalla. 18 años desde la última vez que un capitán blanco puedo alzarla, también precisamente en Mestalla. No quiero comparar este trofeo con ninguno de los otros (Liga o Champions). Sólo sé que llevo, como madridista, queriendo ganarlo desde hace años, antes incluso de las finales contra Depor y Zaragoza de 2002 y 2004. Siempre me parecía curioso ver desde la tele cómo El Rey entregaba su Copa y las mini copitas a otros equipos pero nunca al Madrí.
Pues en 2011, ahora, hoy deseo fervorosamente ganar esta noche, conseguir esta copita. No tengo recuerdos de aquella última del año 93, que puede que viviera pero, sin consciencia o por lo menos, sin consciencia madridista. Toda esa curiosidad y esas ganas se han ido acumulando, con los años y decepciones coperas en las eliminatorias o incluso en las finales mencionadas, para dar como fruto desear con todas mis ansias que Don Juan Carlos le dé la palmadita en la espalda y el abrazo que suele ofrecer, a Casillas y verle, así, levantar otro trofeo pero esta vez para su equipo. Él no la tiene, como ninguno de sus compañeros, ni su entrenador, ni tampoco su presidente. Ni muchos de los madridistas, como sea mi caso.
Sólo algunos cargos directivos, parte integrante de La Quinta del Buitre. Una Quinta, que como ya hemos leído y escuchado estos días (sobre todo hoy) era hegemónica hasta que se topó con el incipiente Barcelona de Cruyff. Eusebio Sacristán, uno de aquellos jugadores que ganaron esa final del ’90 decía al respecto: “Los futbolistas llegamos a ese partido con la certeza de que era una buena oportunidad para darle la vuelta a una situación hegemónica. Es el orgullo del jugador el que aparece en esas situaciones. Tienes una oportunidad y vas a por ella y esta Copa es la ocasión del Madrid”. Totalmente de acuerdo.
Y parece que el Madrí, hoy, a día 20 de abril, le canta a esa chata que es la Copa aquello que hoy tarareamos todos gracias a la canción de los Celtas Cortos: “20 de abril del 2011. Hola chata, ¿cómo estás? Te sorprende que te escriba. Tanto tiempo es normal. Pues es que estaba aquí solo, me había puesto a recordar, me entró la melancolía y te tenía que hablar…”
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