

Radamel Falcao García (Colombia, 1986) ha logrado igualar en su debut con la camiseta colchonera en Liga a varios jugadores de la historia rojiblanca, al conseguir un hat-trick frente al Racing de Santander, el día que se presentaba ante su afición. Futbolistas como Leivinha o Cabrera ya consiguieron el mismo honor en el pasado. Por cierto, Agüero necesitó más de 200 partidos para lograr su primer hat-trick en el Calderón…
No quiero cargarme a los que hasta hace poco han sido los ídolos de la hinchada. Pero empiezo a pensar que nadie es imprescindible y que el futuro atlético se despeja a golpe de gol y mejor juego. Reconozco que a finales de temporada yo era una más de los miles de ‘catastrofistas’ de la parroquia rojiblanca. No cantemos victoria aún, somos el Atleti, pero una cosa es cierta: el equipo ha presentado sus credenciales para ganarse el respeto de la Liga y de los rivales. Si el Levante ha conseguido que Goliat se doblegue, ¿qué no podrá lograr un equipo al que Manzano (de nuevo, lo reconozco) está dotando de orden y confianza? El de Jaén está sacando lo mejor de cada jugador y especialmente de los nuevos fichajes. Diego y Arda Turan, por detrás de Reyes y Falcao, están creando una alianza perfectamente engrasada. Se buscan y se encuentran, y casi se diría que inspiran al resto de la zaga.
Inteligencia futbolística, toques rápidos, pases completados, juego pausado para defender y en ocasiones verdaderas perlas de combinación al alcance de muy pocos. Esperemos que dure.
Sigo pensando que esta Liga nuestra está descompensada. Quizá aquél hashtag de #LigaDeMierda que tanto me gustó no es más que una pataleta pasajera, sobre todo después del pinchazo del equipo blanco en el Ciutat de Valencia. Pero, por otra parte, el 8-0 del Barcelona dice muy poco a favor de la equidad liguera. De todas formas para los atléticos ver de nuevo golear a nuestro equipo, que parece no sólo recuperado sino desquitado, es un soplo de aire fresco, de optimismo o, como llaman algunos, de ilusión.
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Y mientras se habla de cláusulas secretas e ilegales (pues no se puede negociar por un jugador fuera de los mercados de verano o invierno), de cifras astronómicas en cuanto a su sueldo vestido de blanco o de quién saldrá para evitar el 'overbooking' de delanteros blancos, mirad por donde aparece mi amado Barça.
Que Rosell fuera en la otra vida un reputado bailarín de salsa o que le gusten más los carnavales brasileños que mojar pan es algo en lo que no me meto. Pero que tampoco incluya al club. Desde que el actual presidente culé montara sus empresas en este bonito país latinoamericano y fuera el responsable de Nike en Brasil, donde construyó una importante red de relaciones deportivas, se ve que Sandro, ¡ays Sandro!, quiere 'brasilinear' al Barça.
De ahí las informaciones de esta semana que aseguran a un Neymar de azulgrana para 2013 y por 64 millones. Sandro, ¿para qué le necesitamos? Aunque talento tiene, este chico tiene más pinta de ser el nuevo Robinho que el nuevo Messi... ¿y para qué queremos a una copia de Messi si tenemos al original? Con una delantera que asusta formada por Pedro, Alexis, Villa y Messi hay que mirar más por las necesidades que por los gustos personales. Y necesitamos un central.
Hace años que los ojeadores del Barça siguen a Neymar.
Hace tres años que Guardiola, a pesar de su enorme calidad, le desestimó porque en este vestuario cada uno tiene su papel y se acepta ¿Neymar encajaría? ¿O será el nuevo Ibra? Me preocupa más lo que se dice en los mentideros futbolísticos de un Neymar como paño de lágrimas y golpe moral al Madrid ante la marcha de un Guardiola que no termina de acoplarse a la nueva directiva. Me preocupa porque se estaría gastando un dinero que no tenemos en un chico que no necesitamos. Y me preocupa porque tanta samba estaría alejando a un Guardiola al que no se compra a base de ceros en el talonario. Así que, por mí, Neymar que se vaya al Bernabéu o se quede en su casa, pero en el Barça, hoy por hoy, mejor no.