domingo, 17 de abril de 2011

Hagamos otro rondo

Día de clásico. En la calle decenas de 'messis' y 'cristianos' se cruzan por la capital gracias a las camisetas de los aficionados. Un ambiente festivo por la capital. Hablo con un grupo de culés llegados desde Barcelona, no están excesivamente nerviosos, pero tampoco confiados. "Esta vez el Madrid saldrá a morder", me dice uno de ellos.

Pero ni lo más mínimo. El resultado una vez más no muestra la realidad del juego. Lo que se vio en el césped fue un equipo viendo la pelota y otro tocándola. Y yo con la sensación de que esto ya lo he vivido. La película se repite. Como a lo largo de toda la Liga, el Barça se enfrentaba a un equipo con defensa de cuatro ayudado por otros cuatro metidos en su campo. La única diferencia fue que esta vez la camiseta era blanca, pero en nada se diferenciaba al partido contra el submarino amarillo o contra los leones.

Llámenme ilusa, pero a ocho puntos del líder y con una afición que a la mínima recuerda la valentía de Juanito o la garra de Raúl para luchar por el partido, yo esperaba un Madrid aguerrido, luchador, ese tipo de equipo que si tenía que morir lo hiciese 'con las botas puestas'.

Pero no. Tímidamente al principio de ambas partes buscaron molestar al Barça en la salida de balón. Pero fue sólo un espejismo. Una presión que aguantó cinco minutos para pasar a estar todo el partido detrás del balón, jugando al balonazo largo y a ver si hay suerte. Ante el cerrojo de los blancos, más preocupados en no perder que de ganar, los azulgrana tampoco hicieron el encuentro de su vida.

Ante un equipo que sólo se sabe defender, el Barça optó por hacerles correr esperando el hueco o el cansancio. Rondos en la media de Valdés para ver si los de blanco se animaban a ir a la pelota y no solo a mirarla. Al final, las ocasiones de los azulgranas se hicieron evidentes, mientras que sólo quedaba tener cuidado a los -perdí la cuenta- corners de los merengues, de los que sólo uno tuvo realmente peligro, pero que fue salvado por un gran Valdés.

Otra gran noticia fue la vuelta de Puyol. Tres meses fuera para volver como un león y, con él, volvió también la mejor versión de Piqué, una auténtica pesadilla que abortó cualquier mínimo intento de los delanteros merengues de acercarse a los dominios de Víctor.



Al final, tanto va el cántaro a la fuente que éste se termina rompiendo. Tras un penalty no pitado de Casillas a Villa, la segunda también sobre el asturiano era tan clara que el árbitro no lo pudo obviar. Con ello, Messi rompía su maleficio ante los equipos entrenados por Mou estrenándose con gol.

A partir de aquí el Barça bajó algo los brazos y se dedicó a tocar. Un penalty tonto de Alves puso el empate en las botas de un Cristiano que tampoco había nunca marcado al Barça. De poco le valió. La única nota discordante en la sinfonía culé es ese balonazo de Messi al público, en una jugada en la que el delantero argentino, al intentar coger una pelota que se veía fuera del campo, terminó estrellándola en el público. Sabiendo como es el chico, imagino que no volverá a repetirlo.

Sea como fuera, el Barça se marchaba del Bernabéu con la sensación de victoria. Ahora queda la Copa.

3 comentarios:

Isabel Aguilar dijo...

curioso que tanto Messi como Ronaldo marcaran en sus 'cuentas pendientes'. Curioso que no haya servido para mucho... espero, sinceramente, ver más fútbol en los próximos envites. Lo de Messi a la grada fue un gesto feo (más feo luego el gesto del argentino en plan '¿he sido yo?' que diría Urkel) pero cualquiera se hubiera desesperado ante la falta de carisma de un equipo que presume de salir a por todas, encerrado atrás. Seguro que al Bernabéu poco le importa, ese estadio aletargado.

Silvia R. Taberné dijo...

no sirve de justificación lo de Messi, pero creo o quiero creer que al escapársele la pelota intentó dar al anuncio, pero se le fue alta. No sé, pero no me gustó.
En cuanto al fútbol, el partido que planteó el barça es el de siempre, tirar hacia delante y buscar el hueco, algo difícil con defensas de ocho, pero las llegadas fueron claras. Y en fin, si a los merengues les alegra un empate y que a seis jornadas no recorten puntos (y les queda Valencia, Sevilla y Villarreal entre otros) pues chica, que les aproveche

Silvia R. Taberné dijo...

Por otra parte, tampoco es normal los escupitajos de Pepe a los jugadores del Barça en el túnel de vestuario. Espero que todos entren un poquito en razón, que todavía quedan tres partidos más